2.3.
6.4 PRE ADAPTACIÓN Y TRASPLANTE
Este
período de adaptación al nuevo hábitat es llamado fase o etapa de aclimatación.
La estrategia a implementarse durante el mencionado ciclo deberá contemplar el
control minucioso de los parámetros ambientales (humedad, temperatura y luz) de
tal manera que permita disminuir la deshidratación y, al mismo tiempo,
estimular la fotosíntesis con el objeto de generar un rápido crecimiento de los
plantines. El retraso en el desarrollo de la cutícula y la escasa funcionalidad
del aparato estomático que presentan las hojas de la mayoría de las especies
cultivadas in vitro, determinan una alta tasa de transpiración que puede
ocasionar la muerte por deshidratación. El control de este proceso fisiológico
es de vital importancia durante la aclimatación, teniendo en cuenta que la
disminución de la transpiración será gradual y dependerá de la rehabilitación
de los estomas, así como también del desarrollo de la cutícula.
El
equipamiento necesario estará sujeto a la especie, pudiendo utilizarse desde
túneles de polietileno para plantas que posean un elevado control de la
transpiración (por ej. Malus pumila o Agave tequilana) o bien, a través del
empleo de cámaras climatizadas equipadas con sensores que permiten un descenso
paulatino de la humedad relativa. En algunos casos puede resultar necesaria la
aplicación exógena de ABA (hormona involucrada en el control del cierre de los
estomas) o bien, el empleo de sustancias antitranspirantes que forman una capa
semipermeable en la superficie de la hoja. En este último caso deberán tomarse
algunas precauciones debido a que pueden observarse reacciones de
fitotoxicidad.
Resulta
imprescindible evitar la exposición a temperaturas extremas tanto en la fase
aérea como en el substrato. Mediante el empleo de extractores y/o
acondicionadores de aire combinados con un sistema de niebla, es posible
establecer la temperatura de la fase gaseosa entre los 25 y 30 ºC durante la
estación estival, mientras que en la época invernal es necesario, a veces, el
empleo de mantas térmicas o serpentinas, sea de agua o aire caliente a nivel
del substrato, para mantener la temperatura por encima de los 18-20 ºC.
Sin
lugar a dudas, la opción más económica es el empleo de la luz natural,
disminuyendo su irradiancia (20-50%) mediante el agregado de mallas de
sombreado («saram»). No obstante, en aquellas latitudes donde el nivel medio de
luz natural es bajo y los días son cortos durante una parte considerable del
año, la luz artificial puede ser aplicada como complemento de la luz natural.
Las lámparas tubulares fluorescentes del tipo «luz día» son empleadas en
horticultura para prolongar el fotoperíodo. Asimismo, las lámparas tubulares de
sodio alta presión presentan una distribución espectral de la energía adecuada
para estimular fotosíntesis y se emplean para tal fin en una amplia variedad de
cultivos.
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